jueves, 5 de marzo de 2009

EL PERIODO JURASICO DE LOS 11 METROS


La década de los 80s tal vez fue una edad dorada para los 11 metros. Tal vez la mejor por la simple razón de haberla vivido intensamente. O sencillamente porque desconocía como se vivieron tiempos aun mas pretéritos en la radio aficionada de Medellín. Tengo la impresión, tal vez sea un juicio a priori que la radio era más excluyente antes de los 80s. Como todos los inventos electrónicos, el radio inicialmente era un juguete costoso, un hobbie que no estaba al alcance de todo el mundo. Después los ricos iban dejando sus sobrados como aquel realistic de 23 canales que alguien le dejo a mi vecino reblujo cansado de arreglarlo.

Esa prehistoria de la radio no era otra cosa que el reflejo de nuestra sociedad. Al parecer era mucho más formal y regulada. La razón social no era otra que el servicio a los demás. Recuerdo como se revoluciono la banda ciudadana en los días de la tragedia de Armero. Los radioaficionados trabajando coordinadamente con la defensa civil para ayudar en ese drama. Pero esto fue a mediados de los 80s, en nuestros tiempos. Así que a pesar de lo que piensen aquellos que dicen que todo pasado siempre fue mejor y a pesar que en los 80s la banda se popularizo muchísimo, pienso que el espíritu solidario nunca desapareció y esos hechos dolorosos no dejaron de ser prioritarios.

Ese organizado club radio amigos que lideraba la banda dio paso a la corporación radio ondas que a mediados de los 80s empezara a efectuar multitudinarias y exitosas convenciones. El inolvidable periódico que nos mantuvo unidos por tanto tiempo. Danubio habla de más de 800 colegas inscritos en la corporación. La banda se popularizo por todo el valle de aburra. Recuerdo como en esos tiempos de goma por los oncemetros mirábamos en los techos de las casas para descubrir las antenas que revelaban la presencia de un colega. Ahí vive un radioaficionado decíamos. Pero quien será? Después en la frecuencia y con las indicaciones sobre su qth, relacionábamos lo que ya habíamos visto y terminábamos identificando sus coordenadas.

No se si sea tan evidente imaginar ese mundo ya en este siglo 21. Todos los días somos más desconfiados. Pasan muchas cosas a nuestro alrededor y ser tan abierto al mundo como lo éramos en esos días, casi jugando a ser personajes públicos porque nuestras conversaciones eran abiertas. Cosa que no se si sea muy recomendable en nuestros días. La privacidad se volvió un lujo y siempre existe esa sensación de estar siempre vigilado y observado así no lo estés. Tal vez esa sea la magia de esos tiempos y ese particular encanto que quedo impregnado en nuestros recuerdos.

Volvamos a encender en la mente el radio de oncemetros en esa década de los 80s. Los privilegiados geográficamente se hacían sentir por todo el valle de aburra. Si bien la iglesia real de blazer estaba en el centro de la ciudad, su templo imaginario oncemetrista se hallaba en el cerro el salvador, justo al lado de la imagen de su patrocinador divino. Semejante dominio estratégico del paisaje, apenas similar a la gratuita ubicación de la cárcel la catedral daba cierta jerarquía en el espectro electromagnético y por supuesto una omnipresencia que se colaba en una sobremodulacion por varios canales.

La parte institucional y realmente legal y rentable de la banda se encontraba o se encuentra en otro de los hermosos cerros de la ciudad: el nutivara. Base 1 donde por ningún motivo el resto de colegas del común podría establecerse para comenzar una ruedita. De in mediato una voz de mando saldría al corte diciendo estas palabras: QUE PENA COLEGA ESTA OCUPANDO LA BASE1, SIRVASE DESALOJAR.

Al resto de la plebe que habitábamos en la parte baja del valle de aburra, a nivel del rió Medellín o a lo sumo unos metros mas, nos parecía que estos seres de las alturas eran los únicos que podían hablar tranquilamente y sin esfuerzos, maromas con la antena y optimas condiciones meteorológicas. Parecían al nivel de la ionosfera sin ningún obstáculo físico o geográfico para comunicarse entre ellos, una especie de dioses del olimpo oncemetrista.

Pero yéndonos a la prehistoria de los oncemetros, o al menos mi prehistoria conocida porque habrá quien diga que la historia se remonta a tiempos más anteriores, encontré el testimonio de blazer en su infancia de los años 60s. El entonces niño prodigio de la radio se lanzaba audaz a conquista de ese nuevo mundo.

Para ese entonces Blazer no parecía estar instalado en el privilegiado sitio que siempre lo caracterizo. Habla de un lugar más en el centro de Medellín y desde donde hace su primer contacto. Su interlocutor, una colega Mónica libertad quien dice estar modulando del sector de la cuarta brigada. Blazer dice que su qrz no le hace honor a su comportamiento porque de inmediato lo recrimina y le hace entender que la banda ciudadana es un asunto de adultos.

Yo no tuve la misma suerte de blazer y llegue mucho mas tarde a conocer este mundo. Recuerdo que la primera vez que lo hice me paso algo medio parecido. Me dio por pedir break en una canal prácticamente escriturado a un grupo muy organizado que se llamaba o se llama el grupo Antioquia, club radio amigos si no estoy mal. La falta de elocuencia radial y el no saber exactamente que decir ante este grupo de curtidos en la radio me trae un recuerdo como de comercial de davivienda: estar en el lugar equivocado. Luego entendí que se trataba de un grupo algo cerrado y evolucionado como para utilizarlo para una primera intervención en los 11 metros.

Siempre creí que cortinita había sido la más precoz en los 11 metros. Tengo entendido que modulaba desde los 12 años y todos nos tragábamos el cuento que tenía 15 o más. Pero esta revelación de Blazer lo hace acreedor a la distinción: el mozart de los 11 metros. Dando guerra desde los 6 años. 4 décadas de lucha en la banda ciudadana de Medellín, record para un colega aun joven. Tal vez con suerte llegue a las 9 décadas en la radio, si no es que este artefacto es desplazado definitivamente por los nuevos avances tecnológicos.

Si bien la idea era comenzar a reconstruir el rompecabezas de los 11 metros en este periodo jurasico y conocer en el caso del reverendo blazer cuales eran esos colegas que hacían parte de sus contactos. Pero Blazer parece sufrir esa enfermedad de los últimos tiempos, sobretodo en Colombia; la paranoia. Que no es otra cosa que el miedo que tenemos todos a revelar información en este mundo virtual tan anárquico. Otro colega de la vieja guardia tenía sus reservas para ingresar al grupo oncemetristas Medellín que fundara Montaña móvil. Todo gracias a los rumores sobre la manipulación que facebook hace sobre la información personal de las personas.

Esperemos que Blazer nos cuente más sobre esos lejanos tiempos de los 11 mts. Quienes eran pues los protagonistas de la movida radial de la época. Yo recuerdo una carrera de observación organizada en el cerro nutibara por el grupo Antioquia con una copiosa participación. Recuerdo que tenían unos kioscos organizados para la ocasión. Se me viene a la memoria uno en especial que tenia un guru que seguramente daba pistas para la competencia. Para ese entonces blazer ya estaba curtido en esas lides y no era propiamente un primiparo como yo.

A Blazer lo vine a conocer tiempo después. Coincidimos algún día en ese maravilloso qth de Gustavo reblujo frente a la UPB. Era un recinto que mas parecía al taller de Leonardo da vinci. Reblujo era uno de los tantos cacharreros que reparaban radios de transmisión. Aunque como el sabio de vinci tenía otras muchas habilidades.

De esos colegas como blazer que ya a inicios de los 80s tenían cierto nivel de experiencia en los 11 metros recuerdo a Gonzalo caribe transmitiendo de Manrique muy cerca de prado centro. Luz marina pepita modulando desde laureles, muy ceca al primer parque, vivía en una de esas maravillosas casonas en los tiempos en que laureles no estaba aun invadida de edificios. Mas arriba ya en la consolata estaba Yaneth Pegui. William Montenegro del sector de Todelar era de la vieja guardia, aunque vivió una bella etapa con los oncemetristas de los alrededores de la bolivariana, grupo del cual hacia parte con Mónica vientos del terror, Gustavo espectro y kilométrico (qpd).
Es una lastima no tener la memoria suficiente para recordar los nombres de esos pioneros de los oncemetros. Nunca tuve la disciplina de montana móvil que aun conserva después de tantos años como un tesoro: su libro de guardia.

Esperemos que todos vayan llegando ahora en este mundo virtual con un sabor parecido al de esos maravillosos oncemetros pero incapaz de repetir ese encanto particular de la radio.